Los pensamientos negativos en el trabajo.

Todos hemos tenido pensamientos negativos, sobre todo acerca de nosotros mismos y nuestro desempeño laboral. Son ideas, que además de remarcar algún aspecto negativo, se expresan como algo absoluto, es decir, incluyen palabras como “nunca”, “jamás”, “siempre”, etc.

Esos pensamientos suelen, además, ocupar de manera preponderante la mente y volverse repetitivos. De esta manera, modelan nuestra actividad y nos hacen actuar conforme a esa negatividad y “comprobar” que teníamos razón al pensar así sobre nosotros mismos. No sólo lastiman nuestra percepción personal, sino que alteran nuestro desempeño laboral.

No los oigo, no los veo

Los pensamientos negativos, como tienen su raíz en mecanismos de defensa que los seres humanos desarrollamos desde hace milenios, pueden con más facilidad apoderarse de nuestra mente que los positivos. Pues estos, en la evolución de nuestras mentes surgieron después, cuando como especie ya no estábamos expuestos a tantos peligros, y podíamos dedicarnos a actividades que eleven el espíritu.

Por eso, cuando hablamos de cómo combatir los pensamientos negativos, la primera respuesta que puede surgir es ignorarlos, pensamos que si no los vemos, no existen y así les daremos la vuelta. Este proceder no resulta tan efectivo porque no tenerlos presentes no les quita su carga y podemos seguir cediendo a su poder sugestivo.

Divide y vencerás

Lo primero que recomiendan los especialistas, como en las batallas, es dividir, en otros términos, fragmentar el pensamiento negativo que tenemos sobre nuestro desempeño laboral para escuchar qué mensajes nos estamos dando.

Lo segundo es explorar, es decir, verlos de lejos, como desde un rincón de la habitación y fuera otra persona que la tiene esa opinión desfavorable de sí mismo. Esto nos permite cuestionar de dónde salió esa idea. ¿Una colega obtuvo un ascenso? ¿Un compañero logró mejores resultados? Y eso nos llevó a pensar que “nunca nos toca”, “siempre nos ignoran”, “jamás venceremos ese resultado”, etc.

El tercer paso es analizar la realidad y valorar todas las situaciones que sí nos han sido favorables, y descubrir qué se puede aprender de esa ocasión en particular sin generalizar los posibles errores. De ahí será posible sacar enseñanzas que ayuden a mejorar.

Inevitables no es invencibles

Debemos reconocer que esos pensamientos negativos vendrán a nuestra mente, no los podemos evitar, pero sí podemos cambiar nuestra respuesta ante ellos si los descargamos de su poder y no permitimos que tomen el control de nuestras acciones.

En el trabajo, podemos identificar alguna conducta “negativa”, como puede ser la impuntualidad o la falta de concentración, y tomar acciones que la reviertan. Así, identificar lo negativo y poner acciones positivas para combatirlo, ayudará a incrementar la productividad, cerrar ventas o mejorar ese proceso que nos ha atorado por meses.

No cedas al poder de los pensamientos negativos, úsalos con honestidad y creatividad para encontrar oportunidades de mejora.

Vivir feliz en tiempos de pandemia.

Durante los últimos meses, las noticias de enfermos, fallecidos y, por supuesto, la debilidad de la economía que ha arrasado con los sueños de tantas personas son un escenario que dificulta el uso de la palabra felicidad.

Sin embargo, si reflexionamos podemos darnos cuenta de que también antes se limitaba su uso a las celebraciones como bodas o bautizos, o más sencillas como el festejo de un cumpleaños. La pandemia también ha limitado esas ocasiones de permitirnos sentir que somos felices. Sin embargo, conviene examinar el panorama con nuevos ojos y descubrir que, a pesar de todo, hay momentos y oportunidades para vivir felices.

Mirar de otro modo

Una de las fuentes de satisfacción es la relación con los otros, así que conviene revisar y valorar lo que los compañeros de trabajo, los jefes, los colaboradores, en general, los que nos rodean en el ámbito laboral aportan. No sólo a desarrollo de nuestra actividad sino en generar un nivel de satisfacción, vivir felices con los demás.

La relación con otros normalmente, para ser sana, debe empezar con una buena relación con nosotros mismos. Esto va desde buscar tiempo para ejercitarnos, comer bien, como tener la flexibilidad de perdonarnos por nuestros errores. Si no hacemos, nos hundidos en el mismo y no lo aprovechamos para aprender de las malas decisiones. Lograr que cada que te veas en el espejo sonrías, es una forma de vivir feliz.

Los cambios

 Hoy que las actividades extremas o de grandes aventuras no están al alcance de la mano podemos buscar cambios pequeños. Podemos mirar de otro modo la forma en la que hacemos nuestras actividades cotidianas laborales buscando oportunidades de mejora. A veces, simplemente cambiar el orden de una rutina, que no altere el resultado final obviamente, puede ser fuente de una nueva perspectiva que nos aporte un momento de felicidad apreciando los logros en el trabajo.

No se puede obviar, que estos últimos meses, para algunos, los cambios han sido dolorosamente forzados por las circunstancias adversas y no han sido fruto de la voluntad personal. La famosa resiliencia, es decir, la capacidad de recuperar forma luego de un impacto, es a lo que debemos recurrir para encontrar las oportunidades que, a veces, cegados por el impacto no alcanzamos a descubrir en el primer momento.

El consejo universal

Los filósofos, los pensadores y, por supuesto, los principios religiosos coinciden en gran medida en que una de las claves de la felicidad está contenida en esa máxima de “es mejor dar que recibir”. Ese dar sabemos que no se limita a lo material, sino que se expande a la calidez, la sonrisa, el perdón, el sentido del humor y todos esos detalles que enriquecen a las personas. Empezar a ver qué podemos hacer por el otro en la familia y en entorno laboral, nos ayudará a reconocer en nuestro camino, los brillos de la felicidad que habíamos perdido de vista.

Finalmente, recuperar la idea de que la felicidad es una compañera y un destino, es una buena reflexión que nos facilite calentar nuestro corazón aún en medio del frío exterior.